Frutillas
Salió del mercado con una cajita llena de frutillas, de esas chiquititas de plástico transparente.
Pensaba en que llegaba a su casa y se las comía todas, flasheaba que se las merecía, que se las había ganado con el fruto de su esfuerzo, trabajando en esa pollería donde tenía que cortar a las pobres aves con esas tijeras inmensas que a veces le daban ganas de matar a su jefe de una puñalada.
Llegó, las lavó y se comió la primera. Se sintió saludable y le pareció mucho mejor que andar asesinando gente.
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